La pobreza menstrual afecta directamente a 1 de cada 5 mujeres en Europa, que tienen dificultades para acceder a productos menstruales.
La carencia de educación menstrual y de instalaciones que permitan una correcta gestión menstrual comporta una pobreza menstrual generalizada.
La pobreza menstrual existe, está cuantificada y tiene un grave impacto en la vida de algunas personas: desde provocar absentismo escolar a desencadenar problemas de salud, en especial, de salud mental. Se define por la dificultad para pagar y acceder a productos menstruales, a instalaciones de saneamiento e higiene, y a educación y concienciación para gestionar la salud menstrual.
El coste de los productos menstruales, una barrera real
Se estima que la adquisición de tampones y compresas desechables tiene un coste anual asociado entre los 21 y los 125 euros, según un estudio elaborado por Rezero. Si se extrapolan los datos, a lo largo de la vida fértil, la inversión se sitúa entre los 749 y los 4.493 euros.
Otro estudio, del 2023, identificó que más del 15% de las mujeres jóvenes de Barcelona tienen problemas para invertir este dinero en la compra de productos menstruales. En el ámbito europeo, el estudio de Rezero indica que las afectadas son 1 de cada 5 mujeres. Esta dificultad no tan solo les condiciona el día a día, sino que aumenta el riesgo de sufrir una mala salud mental.
Ante esta realidad, se ha hecho evidente la necesidad de establecer medidas contra la pobreza menstrual. Los estudios aportados por Rezero ponen sobre la mesa que las soluciones tienen que pasar por los productos menstruales reutilizables. Por motivos de salud, de sostenibilidad y económicos.
La importancia de sacar los tóxicos de la ecuación
Rezero impulsó otro estudio, desarrollado en este caso con la colaboración del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), ha puesto al descubierto la presencia de sustancias que pueden comprometer la salud humana en productos menstruales de un solo uso. Esta investigación pionera, realizada por primera vez en el Estado español, ha analizado diez muestras de compresas y tampones de distintas marcas de consumo habitual en el mercado estatal, en todas las cuales se han detectado sustancias plastificantes, encontrándose 19 plastificantes (como ftalatos) de un total de 36 sustancias investigadas.
La evidencia de la carga tóxica de tampones y compresas de un solo uso se añade a los otros motivos de peso para evitar estos productos.
Impactos ambientales de las opciones de un solo uso
Por un lado, hay evidentes problemas ambientales. Por ejemplo, en Cataluña el consumo anual de productos menstruales desechables (752 millones de unidades) equivale a 9 toneladas de emisiones de CO₂. Esta cifra iguala las que emitiría un coche que diera dos vueltas enteras a la Tierra. En cuanto a los residuos, se estima que una persona menstruante, a lo largo su vida fértil, desecha unos 180 kg de compresas y tampones.
Además, se trata de un tipo de residuo que, en el mejor de los casos, acaba en vertederos o incinerado. En el peor, contaminando entornos naturales. Se sabe que los productos menstruales de un solo uso, junto con las toallitas húmedas, se encuentran entre los 10 productos plásticos desechables más encontrados en el medio marino de la UE.
A su vez, esta presencia de productos menstruales en espacios naturales tiene impactos económicos, puesto que las administraciones tienen que invertir elevadas cifras de dinero para retirarlos. A modo de ejemplo: el gobierno de las Islas Baleares invierte unos 50.000 euros anuales en la limpieza de la superficie marina para eliminar productos menstruales desechables, toallitas húmedas y otros residuos sanitarios. De hecho, aunque no sean dispersados en entornos naturales, también provocan gasto público. El Área Metropolitana de Barcelona, estima que la recogida y el tratamiento de los residuos textiles sanitarios (productos menstruales, toallitas húmedas, pañales de usar y tirar) cuesta, solo en su territorio, más de 10 millones de euros anuales.
Salud y sostenibilidad, sin barreras económicas
Otro motivo para continuar difundiendo información sobre los productos menstruales reutilizables es que la falta de conocimiento hace que ciertos sectores muestren hostilidad cuando se promueven las opciones reutilizables, en especial, cuando se hace para combatir la pobreza menstrual.
Defender las opciones reutilizables es, simplemente, defender los derechos de las mujeres y otras personas menstruantes a vivir este proceso natural sin vergüenzas, de forma saludable y sin tanto impacto en el medio. Independientemente de su capacidad económica.

Soluciones contra la pobreza menstrual
Todo ello pone de manifiesto la necesidad que las medidas para hacer frente a la pobreza menstrual apuesten por los productos reutilizables y a precios asequibles.
Una medida reivindicada es la reducción de las tasas. Es lo que se hizo en Irlanda, donde ya se aplica un IVA superreducido del 0% a todos los productos menstruales. En el caso español, se redujo al 4%, una medida que, a pesar de las dudas iniciales, finalmente incluyó también los productos menstruales reutilizables.
La distribución de productos menstruales es otra forma de actuar. En Cataluña, el 2024, la Generalitat lanzó el plan «Mi regla, mis reglas», pionero por su apuesta por las opciones reutilizables. En este caso, se ofrece la posibilidad de recoger de forma gratuita, en las farmacias, una copa menstrual, una braga absorbente o un par de compresas de tela. Los beneficios de esta medida son dobles. Por un lado, contribuye a reducir la pobreza menstrual. Por otro lado, da a conocer las alternativas reutilizables.
Ahora bien, después de un año de introducción de la medida, solo un 20% de las personas que podían hacerlo han retirado su producto. Esta tibia respuesta ante la oferta de productos gratuitos, solo puede explicarse por la falta de información sobre los beneficios de las opciones reutilizables. Sin duda alguna, una nueva campaña de comunicación reactivaría la demanda. Pero hacen falta otros proyectos que continúen difundiendo los beneficios de la copa menstrual, las bragas absorbentes y las compresas de tela.
Impulsada por Rezero, Cataluña también tiene una red de Lavabos amigos de la menstruación, que hacen efectivo el derecho de las mujeres y personas menstruantes a tener acceso a lavabos públicos donde poder limpiar y hacer uso de productos menstruales, como la copa menstrual. Actualmente, la red ya consta de 880 lavabos amigos identificados.

Rezero participa en el proyecto europeo Mensy
Rezero, que los últimos años ha impulsado la campaña Nuevo Periodo y la red de Lavabos amigos de la menstruación sostenible, participa ahora en el proyecto Erasmus+ Mensy. Impulsado por ocho socios europeos, Mensy tiene el objetivo de promover la educación menstrual y el conocimiento de las alternativas reutilizables entre la población joven.
La estrategia adoptada es formar 20 líderes juveniles en cada uno de los ocho países participantes del proyecto. Con la formación y los recursos que se les facilitarán, se espera que contribuyan a educar en menstruación y sostenibilidad. De este modo, se quiere extender el conocimiento de las alternativas reutilizables entre la población joven. De momento, se han hecho un par de encuentros con jóvenes y se ha constituido un consejo asesor juvenil. Esto ha ayudado a preparar los materiales y recursos de educación menstrual sostenible para hacer la formación. En Cataluña, la formación se hará el 15 de junio.
Estos días, las impulsoras del proyecto se han reunido en Croacia para ultimar los contenidos de la formación. En este encuentro, se ha pedido a Rezero que explique el recorrido hecho en Cataluña y los detalles del proyecto del gobierno Catalán «Mi regla, mis reglas».
Tanto el proyecto Mensy como la iniciativa del gobierno catalán son proyectos mencionados por el Parlamento Europeo en el documento sobre pobreza menstrual de reciente publicación.
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Mayo 2025