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Las colillas de cigarrillos son 100% de plástico y no hay ninguna regulación ambiental por su toxicidad y contaminación

Actualmente el 20% de la población es fumadora de cigarrillos, tabaco de liar y cigarros. Los cigarrillos son el producto más consumido. En 2019 se vendieron 8.500 millones de cigarrillos en paquetes de 20.

Una colilla contiene cuatro componentes: el filtro, el tabaco, cenizas y papel. La toxicidad más alta se encuentra en los filtros. Su composición es de plástico -no biodegradable- hecho de 12.000 fibras de acetato de celulosa y, también contiene grandes cantidades de compuestos tóxicos resultantes de la combustión del tabaco.

Una de las principales empresas mundiales de tabaco, declaró un consumo anual de 120.000 toneladas de plástico relacionadas con la fabricación de las colillas de tabaco.

La industria tabacalera es otro ejemplo del sector económico que pone en el mercado productos con graves afectaciones sobre el medio ambiente y la salud por falta de una regulación ambiental específica.

El 70% de las colillas se abandonan en la vía pública o en el entorno.

En el mejor de los casos, las colillas irían a parar en papeleras o contenedores de rechazo. De ahí, van a vertederos o incineradoras del país. Todos los costes -el de las papeleras, el de los contenedores, el del transporte, el tratamiento de estos residuos y el canon de residuos – son actualmente asumidos 100% por nuestras administraciones a través de los impuestos que pagamos la ciudadanía. Actualmente no existen sistemas de recogida selectiva ni de reciclaje de las colillas. Esto se debe a que no tenemos los recursos económicos necesarios -que deberían ser aportados por la propia industria del tabaco- para poder hacer realidad los sistemas de recogida, el tratamiento y el reciclaje de estos elementos.

Por ejemplo Barcelona, ​​está pagando anualmente 74 millones de euros, en el caso de Girona, 2,1 millones de euros y en el caso de Lleida, 1,8 millones de euros.

Y nos podemos preguntar: ¿por qué tenemos que pagar la ciudadanía estos costes?

Cuando una persona acaba de fumar, queda un residuo – las colillas- que suponen sólo en Cataluña 2.720 toneladas de residuos.

Del total de residuos que encontramos abandonados en el suelo, entre el 30 y el 40% son colillas. Su pequeño tamaño hace que realmente sea difícil y laborioso por los servicios de limpieza poderlas recuperar.

Aún lo es más cuando las encontramos acumuladas en las playas, márgenes de ríos o en el mar. De hecho, si hablamos de basura marina, las colillas son el número 1 y provocan graves impactos ambientales.

Actualmente no existe una regulación ambiental específica. En las cajas de tabaco, encontramos la especificación del impacto sobre la salud – el tabaco perjudica nuestra salud -. Pero sigue habiendo una carencia de información sobre cuáles son los componentes específicos incluidos en el tabaco y cómo estos pueden afectar al medio ambiente y a la salud.