Alta recogida selectiva
Unos niveles altos de recogida selectiva son un buen indicador del compromiso y las buenas prácticas en materia de residuos llevadas a cabo en un municipio. Cuanto mayor sea el porcentaje de recogida selectiva, mayor es la cantidad de residuos que potencialmente podrán ser recuperados y reciclados, contribuyendo así a los principios de la economía circular y a disminuir el impacto ambiental que tiene asociada la generación y el tratamiento de los residuos.
Recogida de la FORM domiciliaria
Más del 40% de los residuos domiciliarios generados son residuos orgánicos. Por este motivo, la recogida de la fracción orgánica de forma selectiva es clave para aumentar los valores de recogida selectiva de los residuos municipales, prevenir la contaminación de otras fracciones con los residuos orgánicos y valorizar la materia orgánica en forma de compost para aprovechar los nutrientes que pueden aportar al suelo.
Municipios con recogida puerta a puerta domiciliaria
El sistema de recogida Puerta a Puerta (PaP) está relacionado con un aumento de la recogida selectiva. Los datos de recogida selectiva muestran como las fracciones selectivas ordinarias (orgánica, papel y cartón, envases ligeros y vidrio) tienen un mayor porcentaje de recogida en los municipios donde se lleva a cabo un sistema PaP que en los municipios con otros sistemas, especialmente en el caso de la fracción orgánica.
Además, también facilita la implementación de otros sistemas de gestión de residuos, como el pago por generación.
Baja recogida de la fracción resto
Unos niveles bajos de recogida de fracción resto suelen ir de la mano de unos niveles altos de recogida selectiva o bien de una baja generación de residuos per cápita. Este indicador es, por tanto, un signo positivo del avance de un municipio hacia el residuo cero.
Circularidad de la economía
Este indicador muestra el porcentaje de recirculación de los materiales puestos en circulación en el Estado español, es decir, aquellos que se han podido recuperar una vez convertidos en residuos y se han devuelto al mercado. Es, por lo tanto, un indicador que muestra el estado de la economía circular en el Estado español.
Colillas de cigarrillo
Las colillas de cigarrillo son uno de los residuos más abundantes en entornos naturales y urbanos y causan graves impactos ambientales, económicos y sobre la salud humana cuando no son gestionadas correctamente.
Comercialización de latas de refrescos y cerveza
Uno de los principales factores de la pérdida del envase reutilizable se debe al aumento de la distribución y consumo de envases de un solo uso, especialmente de las latas, que han crecido en cifras absolutas de manera imparable, principalmente en los sectores de la cerveza y los refrescos.
Desechos marinos
El elevado turismo, las deficiencias de los sistemas de gestión de residuos y la actividad humana en las zonas costeras de las Islas Baleares contribuyen a que año tras año una cantidad elevada de residuos acaben llegando al mar (residuos marinos).
Comercialización de AEE y recogida selectiva de RAEE
Los continuos cambios en las aplicaciones y características de los aparatos hace que aumente la producción aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) y que los ciclos de innovación/obsolescencia sean más breves, acelerando su sustitución y generando un incremento correlativo de la generación de residuos derivados de estos aparatos (RAEE). Debido a la presencia de sustancias tóxicas en su composición, como por ejemplo metales pesados, los RAEE suponen un riesgo para la salud humana y medio ambiente, si no son gestionados correctamente. Por otro lado, en su fabricación también se utilizan materiales muy escasos y valiosos. Su recuperación, preparación para la reutilización y reciclaje, no solo evita la extracción de materias primas no renovables y los impactos ambientales y sociales causados por la minería, sino que también reduce la emisión de gases de efecto invernadero asociados con su procesamiento.
Agua envasada
A pesar de las perfectas calidades sanitarias y organolépticas que tiene el agua de la red en prácticamente todos los puntos del país, el consumo de agua envasada sigue siendo la opción escogida en muchos hogares.
Si comparamos el consumo de agua del grifo con el de agua envasada, observamos que el agua del grifo consigue disminuir mucho el impacto ambiental, puesto que se reducen los impactos derivados del transporte, no se consumen recursos para la fabricación del envase, disminuyendo así el impacto derivado de la gestión de los residuos de envases.
Cápsulas de café
Las cápsulas de café representan un ejemplo de producto con un mal diseño que no permite su correcta gestión como residuo y que pueda acabar siendo reciclado. Su medida pequeña y el hecho que sigan llenas de contenido orgánico cuando se han convertido en residuos, dificulta su reciclaje, aunque la mayoría de ellas estén hechas de aluminio y sea un material totalmente reciclable. Además, se trata de un producto que no cubre ninguna necesidad real por la sociedad y que presenta muchas alternativas tradicionales y más sostenibles, como el uso de cafetera italiana y cafés molido a granel.
Productos menstruales de un solo uso
Actualmente, los productos menstruales de un solo uso (compresas y tampones desechables) siguen siendo la opción más utilizada entre las personas menstruantes, a pesar de las múltiples alternativas reutilizables que existen (copa menstrual, compresas y calcetas reutilizables, esponja menstrual).
Los productos menstruales se caracterizan por tener una durabilidad muy baja y una complejidad de reciclaje muy elevada, hecho por el cual, son recogidos y tratados con la fracción resto o, en el peor de los casos, abocados al entorno natural. Aun así, estos productos no están sujetos a ningún sistema de responsabilidad ampliada del productor (RAP).